Apostillas (Instituto Nacional Sanmartiniano)


●San Martín repetía con frecuencia que la vocación de su juventud habían sido la marina y la pintura. Con ellas, -decía- podría ganar su vida pintando paisajes de abanico. (Bartolomé Mitre "Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana")

●En cada ciudad donde hace pie, desmonta del caballo y funda una biblioteca, como quien planta un monolito. En Mendoza, en Santiago de Chile y en Lima. En su primer testamento de 1818 ya destina sus libros para la futura Biblioteca Mendocina. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●San Martín creó la biblioteca de Chile, cediendo para ella los diez mil pesos que le había otorgado como premio el Cabildo de Santiago tras el triunfo de Chacabuco. El Libertador la denomina "Biblioteca Nacional". (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●A sólo diez días de arribar a Lima, sin reparar en fatigas de guerra, ni de viajes, sin perderse en los laberintos de las cosas que hoy se llaman coyunturales, comienza San Martín la gestión para crear la Biblioteca del Perú, en medio de urgencias políticas, económicas y militares. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●La Biblioteca Nacional de Buenos Aires es deudora de San Martín. Después de su muerte, su yerno, Mariano Balcarce, remite a ella un baúl de libros propiedad del Libertador, siendo recipiendaria de sus amados libros, así como ya lo habían sido las bibliotecas de Cuyo, Lima y Santiago. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●La Universidad de San Marcos de Lima concedió el título de "Doctor Honoris Causa" al Libertador José de San Martín el 20 de octubre de 1821, y mientras ejercía el cargo de Protector del Perú. Significativamente, se trata del primer doctorado honoris causa otorgado por una de las primeras universidades de América.

●El historiador Manuel N. Vargas, cuenta que para estimular el teatro, al que consideraba una muy importante "actividad cultural", San Martín visitaba de noche o iba al teatro con algún amigo, a quien convidaba con la entrada, no permitiendo que a él, el Protector del Perú, se le admitiera de balde.

●Después del triunfo de Arjonilla, del 23 de julio de 1808, se premió a San Martín "nombrándole Ayudante Primero de su Regimiento, capitán de Caballería, agregado al Regimiento Borbón y concediendo a su tropa un escudo de distinción que el mismo San Martín diseñó". (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●Una faceta poco conocida de San Martín fue su vocación artística que le llevó a pintar encantadores paisajes del Paraná. Existe una versión sin confirmar que dice que el Archivo del Museo del Louvre se custodian dos cuadros al óleo, obra suya. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●San Martín concibió y diseñó, con vocación artística, uniformes, escudos y banderas. Dio gran importancia a los símbolos nacionales y a todo lo que significa, como el atuendo militar, identificación con una causa. Apenas se le designa jefe de Granaderos, les diseña su uniforme. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●Por el sermón en acción de gracias por la batalla de Chacabuco, pagó San Martín dos onzas de oro al orador sagrado que lo pronunció, y en libros casi otro tanto, lo que suma cuatro onzas de literatura. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●San Martín remendaba su ropa y su calzado y cosía personalmente los botones de su camisa. Notó un día que su secretario D. José Ignacio Zenteno (que después fue general y ministro de Chile) llevaba unos zapatos rotos: inmediatamente ordenó a su capellán le ofreciese un par de botas, que costaron doce pesos.

●En su salón se reunía con frecuencia la sociedad más selecta de Santiago, en damas y caballeros, y ha quedado en Chile el recuerdo de las tertulias de San Martín, en que el general rompía el baile con un minué. (Julio César Gancedo "San Martín y la Cultura")

●En la mesa de su palacio, que presidía el coronel D. Tomás Guido, se empleaban diez pesos diarios en comestibles. El comía una sola vez al día, y eso en la cocina, donde elegía dos platos, que despachaba de pie, en soldadesca conversación con su negro cocinero, rociándolos con una copa de vino blanco de su querida Mendoza. El plato predilecto del General San Martín era el asado, y así como otros convidan a tomar sopa, él convidaba a "tomar el asado". José Luis Busaniche (Relatos de Contemporáneos)

●La verdad es que el general era de un estómago débil, que apenas podía soportar el alimento; que guardaba abstinencia por necesidad, usando los licores con suma moderación. Lo que más bebía era agua mineral, que hacía traer de un paraje inmediato a Santiago, abonando doce reales al mes al mozo que la conducía.

●Su pequeño vicio era el uso del cigarro. En siete meses redujo a cenizas tres mazos de tabaco colorado, dos pesos de tabaco negro y tres de cigarrillos, poco más de un real y cuartillo diario en humo; inocente solaz del que envolvió la bandera argentina con el humo inflamado que despidieron sus cañones.

●Así como economizaba la pólvora y cuidaba de sus cartuchos, él mismo picaba su tabaco, y la tabla y el cuchillo con el que lo hacía se conservan aún como recuerdo de sus austeras costumbres.

●El Cabildo de Santiago le entregó la cantidad de diez mil pesos en onzas de oro, rogándole los usare en gastos de viaje. Este aceptó el regalo, pero destinándolo a una biblioteca pública en Chile; diciendo: "La ilustración es la llave que abre las puertas de la abundancia y la economía de los dineros públicos, la que las asegura." Después de Maipo, su segundo, el general don José Antonio Balcarce, asistió al Tedéum que se celebró en acción de gracias, con una camisa que le prestó un amigo ¡Grandes tiempos aquellos en que los generales victoriosos no tenían ni camisa!

●Chile, que lo había borrado de su memoria y de su historia por el espacio de veinte años, lo incorporó al fin a su ejército, en 1842 declarándole el sueldo de general en perpetua actividad.

●"Prometo a nombre de la independencia de mi patria, no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público y, el militar que poseo, renunciarlo en el momento en que los americanos no tengan enemigos." José de San Martín

●"Este superior Gobierno (de Chile) ha querido recompensar mis cortos servicios por la libertad del país con el empleo de brigadier. Sin embargo, para que esta resistencia no se interprete a desaire, me honraría el grado de coronel." José de San Martín

●San Martín "mandó", no por ambición, sino por necesidad y por deber, y mientras consideró que el poder era en sus manos un instrumento útil para la tarea que el destino le había impuesto.

●"Transemos nuestras diferencias; unámonos para batir a los que nos amenazan y después nos queda tiempo para concluir nuestros disgustos en los términos que hallemos por convincentes, sin que haya un tercero en discordia que nos esclavice". Carta del Libertador, al gobernador de Santa Fe, don Estanislao López

●Afirma Juan Bautista Alberdi que preguntándole Bernardino Rivadavia, al futuro Libertador, en marzo de 1812, "¿a qué venía a América si no estaba por la República?", "Vengo a trabajar por la independencia de mi país; y de esto se trata hoy; en cuanto a la forma de gobierno, es asunto secundario que se tratará después del éxito".

●Razones para la ocupación de Chile: "1) Porque es el único flanco por donde el enemigo se presenta más débil, 2) Porque es el camino más corto, fácil y seguro para libertar a las provincias del Alto Perú; 3) Porque la restauración de la libertad en aquel país puede consolidar la emancipación de América." San Martín


●"¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? ¿No es una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cocarda nacional y por última hacer la guerra al soberano de quien en el día se dice dependemos? ¿Qué relaciones podemos emprender cuando estamos a pupilo?" San Martín a Estanislao López (1819)

●"El que escribe a usted no quiere otra cosa que la emancipación absoluta del gobierno español; respeta toda opinión y sólo desea la paz y unión; sí, mi paisano, éstos son mis sentimientos. Libre la patria de los enemigos peninsulares, no me queda más que desear". San Martín a Estanislao López (1819)

●"Unámonos paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan; divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro de que los batiremos; hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor." San Martín; carta a Estanislao López (1819)

●"La sangre americana que se vierta es muy preciosa y debía emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos. El verdadero patriotismo, en mi opinión, consiste en hacer sacrificios: hagámoslo y la patria, sin duda alguna, es libre, de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud." San Martín a E. López

●"Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todos, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra libertad." Carta del Libertador, con fecha 13 de marzo de 1819, a Estanislao López

●"No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. En el momento que ésta se vea libre renunciaré el empleo que obtenga para retirarme; mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas, como éstas no sean en favor de los españoles y de su dependencia". Carta a Estanislao López; San Martín (1819)

"Voy a encontrar en Guayaquil al Libertador de Colombia. Los intereses del Perú y de Colombia, la terminación de la guerra y la estabilidad del destino a que se acerca la América hacen la entrevista necesaria ya que los acontecimientos nos ha constituido en responsables del éxito de esta sublime empresa". San Martín a M. de Olazabal

●"Todo lo he meditado, no desconozco ni los intereses de América ni de mis deberes, y me devora el pesar de abandonar camaradas que quiero como hijos y a los guerreros patriotas que me han ayudado en mis afanes, pero no podría demorarme un solo día sin complicar mi situación; me marcho." San Martín

●"Nadie, amigo, me apeará de la convicción en que estoy de que mi presencia en el Perú acarrearía peores desgracias que mi separación." José de San Martín

●"La presencia de un militar afortunado, es temible a los Estados que de nuevo se constituyen; por otra parte, estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Siempre estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de particular, y no más." S. M. al renunciar al cargo de Protector Supremo del Perú

●"La boca era pequeña, sus labios algo acarminados, con una dentadura blanca y pareja; usó en los primeros años un pequeño bigote y patilla corta y recortada. Lo más pronunciado de su rostro, eran unas cejas arqueadas, renegridas y bien pobladas. Pero, en cuanto fue ascendido a general, se quitó el bigote." General Espejo

●Cuando hablaba, era siempre con atractiva afabilidad, aun en los casos en que tuviera que revestirse de autoridad. Su trato era fácil, franco y sin afectación, pero siempre dejándose percibir ese espíritu de superioridad que ha guiado todas las acciones de su vida. Gral. Espejo

●En sus conversaciones familiares como en las de corrección a cualquier subalterno, jamás se le escapaba una palabra que pudiese humillar el amor propio; elegía siempre el estilo persuasivo con frases enérgicas, y el oficial salía de su presencia convencido y con más afección hacia su persona. Gral. Espejo

●Jamás prometía alguna cosa que no cumpliera con exactitud y religiosidad. Su palabra era sagrada. Así todos, jefes, oficiales y tropa, teníamos una fe ciega en sus promesas. Gral. Espejo

●Vestía siempre en público el uniforme de granaderos a caballo, el más modesto de todos los del ejército. La casaca era de paño azul, de faldas largas, con sólo el vivo rojo y dos granadas bordadas de oro al remate de cada faldón. Pantalón de punto de lana azul o de paño, bastante ajustado, y encima la bota de montar. Gral. Espejo

●"En su sistema alimenticio era parco en extremo, aunque su casa y su mesa estuviesen montados, como lo estaban, a la altura correspondiente a su rango. Siempre asistía a la mesa, pero a presidirla de ceremonia o de tertulia. General Espejo

●"El comía solo en su cuarto, a las doce del día, un puchero sencillo, un asado, con vino de Burdeos y un poco de dulce. Se le servía en una pequeña mesa, se sentaba en una silla baja, y no usaba sino un solo cubierto; y concluida su frugal comida, se recostaba en su cama y dormía un par de horas." Gral. Espejo

●"Luego de dormir un par de horas de siesta se levantaba y se vestía, como para asistir a la mesa. A las tres de la tarde, cuando la mesa estaba servida y presentes el secretario, sus edecanes, el oficial de guardia y alguna otra persona, él se presentaba y tomaba su asiento." Gral. Espejo

●"Como asistía sólo de tertulia, ya que había comido más temprano, después de servir la sopa, entablaba conversación de cosas indiferentes, de noticias locales o de otros asuntos, pero jamás hablaba de política". Gral. Espejo

●"Era gran conocedor de vinos y se complacía en hacer comparaciones entre los diferentes vinos de Europa, pero particularmente de los de España, que nombraba uno por uno describiendo sus diferencias, los lugares en que se producían y la calidad de terrenos en que se cultivaban las viñas." Pueyrredón

●"Estas conversaciones, las promovía especialmente cuando había algún vecino de Mendoza o San Juan, y sospecho que lo hacía como por una lección a la industria vinariega a que por lo general se dedican en esos pueblos." Gral. Espejo

"Otras veces durante el almuerzo hablaba de las guerras de Europa y en particular de la Península, en cuyas ocasiones refería con gracia y jocosidad diversos pasajes y episodios muy interesantes". Gral. Espejo

●"Cuando estuve alojado en su casa, me impuso la obligación de ir a su cuarto todos los días a las siete de la mañana, a darle "el buen día", como él decía. Luego me daba la llave de una alacena que tenía en el cuarto, para que le alcanzara un vasito que tenía una medicina con un licor verdoso y grueso que tomaba de un sorbo" Gral. Espejo

●"Cuando por descuido, algún oficial se le presentaba con un botón desabrochado, sin cortar el hilo de la conversación, empezaba a darle tironcitos de ese botón, o golpecitos, hasta que el oficial se apercibiera y lo abrochara; y si no se lo advertía con claridad, formando tema de ello para una lección." Gral. Espejo

●"Cuando con alguna persona extraña hablaba en general de los oficiales de Granaderos a caballo, les llamaba siempre "mis muchachos": y cuando lo hacía con algunos de éstos, a quien él quisiese distinguir, se valía de palabras de confianza como por ejemplo "Oye chico"; "Ven acá, chico". Gral. Espejo

●"Siempre que hablaba de la oficialidad del regimiento que había creado y educado, lo hacía con palabras de fervoroso entusiasmo, quizá para prestigiarla ante el público: pues solía decir: De lo que mis muchachos son capaces, sólo yo lo sé; quien los iguale habrá, pero quien los exceda, no". Gral. Espejo

●"Era de una inteligencia perspicaz y privilegiada. Como militar, era diestro y experimentado: estratégico como pocos; matemático y previsor sin igual. Está comprobado en la América y el mundo todo; y testimonio son la guerra de la Península, y sus grandes empresas de restauración de Chile y de libertad del Perú." Gral. Espejo

●Como político, era observador, creador, administrador, con una pureza y tacto exquisito. De una laboriosidad infatigable, y popular en sumo grado. Estas eran las cualidades que lo hacían apto para el mando. Gral. Espejo

●El ajedrez, ese juego generalmente reputado de carácter militar, que según se sabe era recomendado y aun prescripto por Napoleón el Grande, San Martín lo desempeñaba bien aventajadamente como lo veíamos cuando la formación del Ejército en Mendoza. Gral. Espejo

●Era muy entendido, además del ajedrez, en El Centinela y La campaña, juegos guerreros que estuvieron en boga en Europa desde el primer decenio del presente siglo, y muy semejantes a La Batalla, que don Carlos de Pravia describe en su "Manual de Juegos", dado a luz en París, en 1869. Gral. Espejo

●San Martín consideraba la forma de gobierno monárquico constitucional, la más adecuada para la América del Sur, aunque sus principios son republicanos, jamás tuvo la menor idea de colocar la corona en sus sienes, aunque se cree que hubiera ayudado gustoso a un príncipe de sangre real a subir al trono del Perú.

●Durante su larga permanencia en Chile, tenía por costumbre levantarse de tres y media a cuatro de la mañana, y aunque con frecuencia le atormentaba al ponerse de pie un ataque bilioso, causándole fuertes náuseas, recobraba pronto sus fuerzas por el uso de bebidas estomacales, y pasaba luego a su bufete. Tomás Guido

●En su permanencia en Chile comenzaba su tarea, casi siempre a las cuatro de la mañana, preparando apuntes para su secretario, obligado a presentársele a las cinco. Tomás Guido

●El almuerzo general era en extremo frugal, y a la una del día, con militar desenfado, pasaba a la cocina y pedía al cocinero lo que le parecía más apetitoso. Tomás Guido

●Se sentaba solo, a la mesa que le estaba preparada y allí se le pasaba aviso de los que solicitaban verlo; cuando se le anunciaban personas de su predilección y confianza, les permitía entrar. En tan humilde sitio ventilábase toda clase de asuntos, como si se estuviera en un salón. Tomás Guido

●Por la tarde recibía visitas, y al anochecer regresaba a continuar su labor, imponiéndose de la correspondencia del día, hasta las diez, que se retiraba a su aposento y se acostaba en su angosto lecho de campaña, no habiendo querido reposar nunca en la cama lujosa que allí le habían preparado. Tomás Guido

●Su régimen diario era con frecuencia interrumpido por largas vigilias, en las que meditaba y combinaba operaciones bélicas del más alto interés, y cuanto se relacionaba con su inmutable designio de asegurar la independencia y organización política de Chile. Tomás Guido

●"Yo servía en el ejército español en 1811. Veinte años de honrados servicios me habían atraído alguna consideración sin embargo de ser americano. Supe la revolución de mi país, y al abandonar mi fortuna y mis esperanzas sólo sentía no tener más que sacrificar al deseo de contribuir a su libertad". José de San Martín

●El cargar con acierto a las mulas para el cruce de los Andes fue una de las maniobras más delicadas, ya que en todo camino-cornisa tenían que ir casi apegadas al talud, que surgía a uno de los costados del mismo, y cualquier golpe de la carga contra aquel, causaba la caída del animal al abismo, abierto siempre al otro costado.

●Fue necesario llevar a lomo de mula, todo el forraje para alimentar a 10.000 bestias, durante unos veinte días. Desgraciadamente no se llevó el suficiente, puesto que no pocas mulas, desfallecieron de puro flacas. Así lo manifestó el mismo Beltrán: "Estoy sin mulas, porque con el trabajo se caen de flacas."

●Otro producto del que se debió llevar gran cantidad fue la leña, para hacer fuego, disponer el rancho para más de cinco mil hombres y para ahuyentar el intenso frío de las noches, aunque en esto hubo poco gasto, por cuanto, se prohibía el hacer fuego por la noche, por el peligro de que sirviera de guía a los espías enemigos.

●Todos los comestibles fueron traídos desde Mendoza por la misma tropa y a lomo de mula, o en las mochilas, y condimentada con grasa y ají picante. Con la sola adición de agua caliente y harina de maíz tostado se prepara un potaje tan agradable como substancioso.

●Sobre las mulas cargueras iban 3.000 arrobas de charqui, además de galletas de harina, maíz tostado, vino, aguardiente, ajos y cebollas. Estos últimos tubérculos eran para combatir el apunamiento o soroche.

●A quince y veinte grados bajo cero, llega el frío en algunas noches de verano, y aún en pleno día. Y pensar que toda la tropa, desde San Martín hasta el último soldado, tuvieron que dormir a lo arriero, no una, sino muchas noches, usando por cama la montura, el poncho y el jergón, y todo ello sobre el duro suelo. Guillermo Furlong

●Para defender a sus soldados contra el frío, adoptó San Martín dos medidas extraordinarias: el proporcionar a la tropa zapatos que abrigaran bien los pies, y el distribuir a los mismos, buena cantidad de alcohol, que le llevara calor al organismo. No olvidó proveerlos de ponchos forrados y muy abrigadores. Guillermo Furlong

●Con los desperdicios de cuero de las reses, hizo construir tamangos o zapatones altos y anchos y los hizo forrar interiormente con trapos y lana. Guillermo Furlong

●En su bando del 17 de octubre de 1816, ordenando recoger trapos de lana para forrar los tamangos, manifestaba San Martín que ello era necesario "por cuanto la salud de la tropa es la poderosa máquina que bien dirigida puede dar el triunfo, y el abrigo de los pies es el primer cuidado". Guillermo Furlong

●Se proveyó de protección a las bestias contra las inclemencias andinas. Proveyó a caballos, mulas y vacas de la llamada enjalina chilena o abrigo forrado en pieles. Desechó los forrados de paja, por el peligro de que las bestias los comieran, por falta de otra alimentación.

●San Martín trató de aminorar las consecuencias de la puna, propinando abundante ajo y cebolla a sus soldados, y facilitando el camino a los atacados en mula.

●Toda la infantería iba montada hasta la primera noche de vivac en el descenso de la cordillera, para precaver o disminuir la fatiga que el soroche (apunamiento) produjera en la tropa. Gral. Espejo

●Entre los artículos de la proveeduría, se llevaban cargas de cebollas, de ajos y de vino para racionar la tropa en las jornadas peligrosas, que la experiencia ha enseñado ser antídotos poderosos que de ordinario precaven el mal o lo curan". Gral Espejo

●Para conocer los puntos por donde podría acaecer una invasión realista sobre Mendoza, cosa que San Martín consideró ya como una realidad en el verano 1815-1816, como para conocer de vista la cordillera, hizo en junio del primero de esos años un viaje a San Juan y exploró los caminos que desde esta ciudad conducen a Chile.

●"Urge acopiar cuanta cebolla hubiera en Mendoza, para proveer al Ejército, como medio de combatir la puna". - diciembre 28 de 1816.

●Para el ejército argentino el Gral. San Martín sigue en actividad. Por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 14 de julio de 1946, el General José de San Martín encabeza el escalafón militar, y es requisito ineludible para ello el estar en actividad. Justo homenaje para el más grande los argentinos, brindado por aquellos que tanto le debemos.

●Necesítase una conserva alimenticia y sana, que a la par de restaurar las fuerzas del soldado fuese adecuada a la temperatura frígida que había que atravesar. y la encontró en la preparación popular llamada charquicán. Gral. Espejo

●Se prepara el charquicán de carne secada al sol, tostada y molida, y condimentada con grasa y ají picante, que bien pisado, permite transportar en la mochila o maletas la provisión para ocho días, y con sólo la adición de agua caliente y harina de maíz tostado proporciona un potaje tan nutritivo como agradable. Gral. Espejo

●Después del estómago, ocupóse de los pies, vehículos de la victoria. Dispuso, para suplir la falta de calzado y no gravar al erario, que el Cabildo remitiese al campamento los desperdicios de cuero de las reses del consumo diario, para construir con ellos tamangos, y que los mismos soldados preparaban.

●Llevóse la economía al último grado a que jamás ha llegado, para demostrar, cómo se pueden realizar grandes empresas con pequeños medios. Publicóse por la orden del día y se proclamó por bando a son de cajas, que se reuniesen en almacenes los trapos viejos de lana para forrar interiormente los tamangos.

●Con los cuernos de las reses, se fabricaron chifles para suplir las cantimploras, indispensables en las travesías sin agua de la cordillera. Por un bando, mandó recoger todo el orillo de paño que se encontrase en las tiendas y las sastrerías de la ciudad, que distribuyó entre los soldados para suspensorios de las alforjas.

●El asunto que más lo preocupó, fueron las herraduras de las bestias. Celebró conferencias con herreros y arrieros, y después de escucharlos atentamente, adoptó un modelo de herradura, que envió al gobierno, encargando a un oficial la llevase colgada al pecho como si fuese de oro y la presentara al Ministerio de la Guerra.

●"Tengo 130 sables arrumbados en el cuartel de Granaderos a Caballo por falta de brazos que los empuñen. El llamado no quedará sin respuesta". San Martín, Bando a la población de Mendoza

●"Soldados: Esta es la primera bandera independiente que se ha levantado en América. Juro por mi honor y por la patria defender y sostener con mi espada y con mi sangre la Bandera que desde hoy cubre las armas del Ejército de los Andes". San Martín, Juramento a la Bandera de los Andes

●"Remedios se tú quien dé el ejemplo, entregando tus alhajas para los gastos de la guerra. La esposa de un general republicano no debe gastar objetos de lujo cuando la patria está en peligro.
Con un simple vestido estarás más elegante y te amará mucho más tu esposo". José de San Martín

●"Me propongo únicamente dar al pueblo los medios de declararse independiente estableciendo una forma de gobierno adecuada, y verificado esto, consideraré haber hecho bastante y me alejaré". San Martín a Basilio Hall

●Un día, le vi escoger un cigarro y darle una mirada inconsciente de satisfacción. "Mi general", llamaron desde la punta de la mesa. "Era yo", dijo un oficial desde su asiento: "Deseaba pedirle un cigarro". "Ah, ah!", dijo sonriendo bonachonamente, y tiró su cigarro al oficial, con una fingida mirada de reproche." Tomás Guido

●"Estábamos en su goleta cuando los marineros empezaron a lavar la cubierta. "Deseo, mi amigo que no nos moje y se vaya a la otra banda". El marinero, prosiguió su tarea y nos salpicó. "Temo -exclamó- tengamos que bajar, porque no se puede persuadir a estos muchachos que dejen su modo usual". Basilio Hall

●"Desde este momento el Perú es libre e independiente por voluntad general del pueblo y por la justicia de su causa, que Dios defiende". Independencia del Perú. Basilio Hall

●"¡Viva la patria! ¡Viva la independencia! ¡Viva la libertad!", palabras que fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y calles adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones tales como nunca se habían oído en Lima". Independencia del Perú. Basilio Hall

●"Administrar estricta justicia para todos, premiando la virtud y el patriotismo, y castigar el vicio y la sedición donde quiera que se encuentren, es la regla a que se ajustan mis actos, mientras permanezca a la cabeza de esta nación." José de San Martín, Protector del Perú

●Compañeros del ejército de los Andes: La guerra la tenemos que hacer como podamos: Si no tenemos dinero; carne y de tabaco no nos tiene de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres, y si no andaremos en pelota como nuestros hermanos los indios." San Martín

●"Compañeros: juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje." José de San Martín, Orden General del 27 de julio de 1819

●La seguridad de los pueblos a mi mando es el más sagrado de mis deberes. José de San Martín

●Mi vida es lo menos reservado que poseo; la he consagrado a vuestra seguridad; la perderé con placer por tan digno objeto. José de San Martín

●Primero es ser que obrar. Las armas nos dan por ahora la existencia. Asegurada ésta por los esfuerzos militares, podremos entonces dedicarnos al interesante cultivo de las letras. José de San Martín

●Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignominioso de la esclavitud. José de San Martín

●No perdonaré sacrificio que conduzca al restablecimiento de nuestras pasadas desgracias, siguiendo constantemente las huellas de dignidad y de prudencia que ha dejado estampadas en su marcha gloriosa el pueblo, cuyos solemnes votos me han constituido. José de San Martín

●La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos. José de San Martín

●El genio del orden y el acierto presiden las deliberaciones del pueblo de Mendoza. José de San Martín

●La moderación y la buena fe, tales los fundamentos sobre los que apoyo mis esperanzas de ver estrechados los vínculos sagrados que nos unen, y de no aventurar un solo paso que pueda romperlos o debilitarlos. José de San Martín

●Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo. José de San Martín

●Si es un deber de los magistrados para conservar la tranquilidad pública separar de entre los buenos ciudadanos a los que por su interés particular o por su error de ideas atentan contra los derechos de los demás; no es menos dispensarles su protección, si arrepentidos exigen indulgencia. José de San Martín

●Las cárceles no son un castigo, sino, el depósito que asegura al que deba recibirlo. Y ya que las nuestras, por la educación española, están muy lejos de equipararse a la policía admirable que brilla en los otros países cultos, hagamos lo posible para llegar a imitarles. José de San Martín

●Conozca el mundo que el genio americano abjura con horror los hábitos de sus antiguos opresores, y que el nuevo aire de libertad, extiende su benigno influjo a todas las clases del Estado. Lo que no me deja dormir es no la oposición de los enemigos, sino, el atravesar estos inmensos montes. José de San Martín

●El pueblo jamás se empieza a mover por raciocinio sino por hechos. José de San Martín

●Mi existencia la sacrificaría antes que echar una mancha sobre mi vida pública, que se pudiera interpretar por ambición. José de San Martín

●Toda conmoción popular tiene tres tiempos difíciles. Antes de la ejecución se suele pecar por imprudencia, en la ejecución por debilidad, y en los momentos posteriores por nimia o necia confianza. Es fácil advertir, que jamás deben dirigir un plan de revolución sino, las personas más precisas y decididas. San Martín

●La reputación del generoso puede comprarse muy barata; porque no consiste en gastar sin ton ni son, sino, en gastar con propiedad. José de San Martín

●Como hombre público y como privado he tenido siempre derecho a ser creído. José de San Martín

●Por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas. José de San Martín

●Parece que las revoluciones abren un campo inmenso a la maledicencia, y que sus principales tiros se dirigen principalmente contra los hombres que tienen la desgracia de mandar. José de San Martín

●El conocimiento exacto que tengo de la América me dice que un Washington o un Franklin que se pusiese a la cabeza de nuestros gobiernos, no tendría mejor suceso que el de los demás hombres que han mandado, es decir, desacreditarse empeorando el mal. José de San Martín

●El mejor gobierno, no es el más liberal en sus principios, sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen empleando los medios adecuados a este fin. José de San Martín

●En las guerras civiles el sistema de reputar enemigo al que no es de la misma opinión, es la ley suprema. José de San Martín

●Suponiendo que la suerte de las armas me hubiese sido favorable en la guerra civil, yo habría tenido que llorar la victoria con los mismos vencidos. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los Estados que de nuevo se constituyen. José de San Martín

●Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestro bien, de los que meditan vuestra ruina: no os expongáis a que los hombres de bien os abandonen al consejo de los ambiciosos. José de San Martín

●Deseo que todos se ilustren en los sagrados derechos que forman la esencia de los hombres libres. José de San Martín

●No hay juez más parcial que el amor propio; si alguno tengo, es el de haber dirigido bien las operaciones de esta campaña. José de San Martín

●Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino, la gloria. José de San Martín

●Administrar recta justicia a todos, recompensando la virtud y el patriotismo, y castigando el vicio y la sedición en donde quiera que se encuentren, tal es la norma que reglará mis acciones. José de San Martín

●La seguridad individual del ciudadano y la de su propiedad deben constituir una de las bases de todo buen gobierno. José de San Martín

●Dios conserve la armonía que es el modo de que salvemos la nave. José de San Martín

●Estoy convencido que cuando los hombres no quieren obedecer la ley, no hay otro arbitrio que el de la fuerza. José de San Martín

●Miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable. José de San Martín

●He principiado y sostenido con magnanimidad la grandiosa empresa de una Patria. José de San Martín

●La situación de este país es tal que al hombre que lo mande, no le queda otra alternativa que la de someterse a una facción o dejar de ser hombre público. José de San Martín

●La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado, que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran crisis. José de San de Martín

●Estoy firmemente convencido, que los males que afligen a los nuevos Estados de América no dependen tanto de sus habitantes como de las constituciones que los rigen. San Martín

●Si los que se llaman legisladores en América hubieran tenido presente, que a los pueblos no se les debe dar las mejores leyes, pero si las mejores que sean apropiadas a su carácter, la situación de nuestro país sería diferente. José de San Martín

●El empleo de la fuerza, siendo incompatible con nuestras instituciones, es, por otra parte, el peor enemigo que ellas tienen. José de San Martín

●Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como axiomas son, por lo menos, reducidos a problemas. Las acciones más virtuosas son tergiversadas y los desprendimientos más palpables son actos de miras secundarias. San Martín

●No puede formarse un plan seguro, y al hombre justo no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse por parte de su conducta "obrar bien": la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas. José de San Martín

●No soy de los que creen que es necesario dar azotes para gobernar, pero sí, el que las constituciones que se den a los Pueblos estén en aptitudes y género de vida. José de San Martín

●Mi barómetro para conocer las garantías de tranquilidad que ofrece un país, las busco en el estado de su hacienda pública y, al mismo tiempo, en las bases de su gobierno. José de San Martín

●Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen. José de San Martín

●No se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir. José de San Martín

●La marcha de todo Estado es muy lenta; si se precipita, sus consecuencias son funestas. José de San Martín

●Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, José de San Martín

●No nos ensordezcamos con las glorias, y aprovechemos la ocasión de fijar la suerte del país de un modo sólido y tranquilo. José de San Martín

●La religiosidad de mi palabra como caballero y como general, ha sido el caudal sobre el que han girado mis especulaciones. José de San Martín

●Si alguna cosa es capaz de gloriarme en los sucesos felices que ha tenido el ejército de los Andes, es la idea de la suerte próspera que se presenta a la América en medio de los triunfos que han adquirido sus armas. José de San Martín

●Me he consagrado ardientemente a la causa de la revolución. Ni mi salud valetudinaria, ni sacrificio alguno es capaz de arredrarme. José de San Martín

●Siempre hubiera sido estéril mi esfuerzo para llevar las armas de la patria al triunfo contra sus enemigos, si el virtuoso y magnánimo pueblo de Buenos Aires, no hubiese apurado sacrificios en auxilio del ejército. José de San Martín

●Después de la desgracia del 19 [Cancha Rayada], fue la naturaleza la que quien halló y desplegó a mi vista el espectáculo del sentimiento más encantador que se puede gozar sobre la tierra: Yo juro delante de Dios y de la América que no será nominal mi reconocimiento. José de San Martín

●Ante la causa de la América está mi honor; yo no tendré patria sin él y no puedo sacrificar un don tan precioso por cuanto existe en la tierra. José de San Martín

●No hay respeto humano que deba guardarse cuando se trata de la seguridad y libertad americana. José de San Martín

●Desde el momento que presté mis primeros servicios a la América del Sur, no me ha acompañado otro objeto que su felicidad, éste es el norte que me ha dirigido y dirigirá hasta el fin de mis días. José de San Martín

●Estoy al cabo de los grandes sacrificios que ha hecho ese pueblo y toda la provincia [Cuyo] que sólo pueden ser compensados con el reconocimiento eterno de millares de generaciones americanas. José de San Martín

●El amor a la patria me hace echar sobre mí toda responsabilidad: si contribuyo a salvarla, aunque después me ahorquen. José de San Martín

●Todo buen ciudadano tiene una obligación de sacrificarse por la libertad de su país. José de San Martín

●Mi objeto desde la revolución no ha sido otro que el bien y felicidad de nuestra patria y al mismo tiempo el decoro de su administración. José de San Martín

●Querer contener con la bayoneta el torrente de la opinión universal de la América, es como intentar la esclavitud de la naturaleza. José de San Martín

●Anhelo sólo al bien de mis semejantes: procuro el término de la guerra; y mis solicitaciones son tan sinceras a este sagrado objeto, como firme mi resolución, si son admitidas, de no perdonar sacrificio por la libertad, por la seguridad y por la dignidad de la patria. José de San Martín

●La desgracia puede repararse habiendo juicio. José de San Martín

●Hagamos justicia a nuestra ignorancia y que el orgullo no nos precipite en el abismo. José de San Martín

●¿Y quién hace zapatos me dirá usted? Andemos con ojotas; más esto a que nos cuelguen, y peor que esto, perder el honor nacional. José de San Martín

●Cuando me propuse derramar mi sangre por los intereses de nuestra causa, fue en el concepto de hacer su defensa con honor y como un militar, pero jamás me envolveré en la anarquía y desórdenes que son necesarios, y que deben manchar los párrafos de nuestra revolución. José de San Martín

●Divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor. José de San Martín

●Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. José de San Martín

●Puedo asegurar a usted que en mis providencias malas o buenas jamás ha tenido parte la personalidad y sí sólo el objeto del bien e independencia de nuestro suelo. José de San Martín

●Yo sólo deseo la independencia de la América del gobierno español, y que cada pueblo, si es posible, se dé la forma de gobierno que crea más conveniente. José de San Martín

●El placer de un triunfo para un guerrero que pelea por la felicidad de los pueblos, sólo lo produce la persuasión de ser un medio para que gocen de sus derechos. José de San Martín

●No, el general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas, y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sud América. José de San Martín

●Presencié la declaración de la independencia de los Estados de Chile y el Perú: existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar el imperio de los Incas, y he dejado de ser hombre público; he aquí recompensados con usuras diez años de revolución y guerra. José de San Martín

●Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. José de San Martín

●Sin embargo, siempre estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. José de San Martín

●En el último rincón de la tierra en que me halle estaré pronto a sacrificar mi existencia por la libertad. José de San Martín

●Juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje. José de San Martín

●Al ejército de los Andes queda para siempre la gloria de decir: en veinticuatro días hemos hecho la campana, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos, y dimos la libertad a Chile. José de San Martín

●Al americano libre corresponde trasmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos. José de San Martín

●Tiempo ha que no me pertenezco a mí mismo, sino, a la causa del continente americano. José de San Martín

●La biblioteca es destinada a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia. José de San Martín

●Perecer donde se eleve la libertad e independencia de la Patria, es la tumba más gloriosa para el bravo. José de San Martín

●Hombres que se abandonan a los excesos son indignos de ser libres. José de San Martín

●Soy enemigo de los tiranos, pero también lo soy de los malvados. José de San Martín

●Perseguiré igualmente a los que atacando el orden social, sólo parecen nacidos para el oprobio y aflicción de la humanidad. José de San Martín

●Nuestros desvelos han sido recompensados con los santos fines de ver asegurada la independencia de la América del Sud. José de San Martín

●Los días de estreno de los establecimientos de ilustración, son tan luctuosos para los tiranos, como plausibles a los amantes de la libertad. José de San Martín

●Para defender la causa de la independencia no se necesita otra cosa que orgullo nacional. José de San Martín

●La libertad, ídolo de los pueblos libres, es aún despreciada de los siervos, porque no la conocen. José de San Martín

●Sean cuales fueren las vicisitudes de la presente guerra, la independencia de la América es irrevocable. José de San Martín

●La América del Sud será sepultada en sus ruinas antes que sufrir la antigua dominación. José de San Martín

●La América es libre, y sus feroces rivales temblarán deslumbrados al destello de virtudes tan sólidas. José de San Martín

●Nada debe ocuparnos sino el objeto grande de la independencia universal. José de San Martín

●Mis débiles servicios estarán en todo tiempo prontos para la patria en cualquier peligro en que se halle. José de San Martín

●Desearía que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires. José de San Martín

●Si somos libres, todo nos sobra. José de San Martín.

●La armonía que creo tan necesaria para la felicidad de América, me ha hecho guardar la mayor moderación. José de San Martín

●Voy a hacer el último esfuerzo en beneficio de la América. Si éste no puede realizarse por la continuación de los desórdenes y anarquía, abandonaré el país, pues mi alma no tiene un temple suficiente para presenciar su ruina. José de San Martín

●Brindo por la pronta conclusión de la guerra y por la organización de las diferentes Repúblicas del Continente. José de San Martín

●Para defender la Libertad se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación moral. José de San Martín

●Mi corazón se va encalleciendo a los tiros de la maledicencia, y para ser insensible a ellos me he aferrado con aquella sabia máxima de Episteto: "Si l'on dit mal de toi et qu'il soit véritable, corrige toi: si ce sont des mensonges, ris en". José de San Martín

●Estoy convencido, que la pasión del mando es, en general, lo que con más imperio domina al hombre. José de San Martín

●Los hombres no viven de ilusiones sino de hechos. José de San Martín

●La calumnia, como todos los crímenes, no es, sino, obra de la ignorancia y del discernimiento pervertido. José de San Martín

●No he tenido más ambición que la de merecer el odio de los ingratos y el aprecio de los hombres virtuosos. José de San Martín

●El camino más seguro de llegar a la cabeza es empezar por el corazón. José de San Martín

●El hombre bajo todo gobierno será el mismo, es decir, con las mismas pasiones y debilidades. José de San Martín

●Los hombres distamos de opinión como de fisonomías, y mi conducta, en el tiempo en que fui hombre público, no pudo haber sido satisfactoria a todos. José de San Martín

●Repito: no en los hombres es donde debe esperarse el término de nuestros males: el mal está en las instituciones y sí sólo en las instituciones. José de San Martín

●He mirado a mis enemigos con indiferencia o desprecio, más me ha sido imposible tener igual filosofía con los que he conceptuado ser mis amigos. José de San Martín

●En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo. José de San Martín

●La ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que abre la puerta de la abundancia y hace felices a los pueblos. José de San Martín

●Ser feliz es imposible, presenciando los males que afligen a la desgraciada América. José de San Martín

●Yo no puedo ser, sino, un instrumento accidental de la justicia y un agente del destino. José de San Martín

●Ningún sacrificio habría sido grande para mi corazón, porque aun el esplendor de la victoria es una ventaja subalterna para quien sólo suspira por el bien de los pueblos. José de San Martín

●Los sucesos más brillantes de la guerra, y las empresas más gloriosas del genio de los hombres, no harían más que excitar en los pueblos un sentimiento de admiración mezclado de zozobra, si no entreviesen por término de todas ellas la mejora de sus instituciones, y la indemnización de sus actuales sacrificios. San Martín

●Mi nombre es ya bastante célebre para que yo lo manche con la infracción de mis promesas. José de San Martín

●Buscaré en el retiro el seno de la paz, y en cada día que abrace a un viejo soldado del Ejército Libertador, recibiré la más dulce recompensa de todos mis trabajos. José de San Martín

●El nombre del general San Martín ha sido más considerado por los enemigos de la independencia, que por muchos de los americanos a quienes ha arrancado las viles cadenas que arrastraban. José de San Martín

●Mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles, mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho a disponer de mi vejez. José de San Martín

●No esperemos recompensa de nuestras fatigas y desvelos, y sí sólo enemigos: cuando no existamos nos harán justicia. José de San Martín

●Declaro no deber, ni haber jamás debido nada a nadie. José de San Martín

●El que se ahoga no repara en lo que se agarra. José de San Martín

●Cuando uno considera que tanta sangre y sacrificios no han sido empleados, sino, para perpetuar el desorden y la anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo. José de San Martín

●Los hombres, en general, juzgan de lo pasado según su verdadera justicia, y de lo presente según sus intereses. José de San Martín

●Un solo caso podría llegar en que yo desconfiase de la salud del país, esto es, cuando viese una casi obsoleta mayoría en él por someterse, otra vez, al yugo de los españoles. José de San Martín

●Las consecuencias más frecuentes de la anarquía son las de producir un tirano. José de San Martín

●De los tres tercios de habitantes de que se compone el mundo dos y medio son necios y el resto pícaros, con muy poca excepción de hombres de bien. José de San Martín

●He tenido la desgracia de ser hombre público. José de San Martín

●La conciencia es el mejor y más imparcial juez que tiene el hombre de bien, pero no para depositar una confianza que nos pueda ser funesta. José de San Martín

●Para un hombre de virtud, he encontrado dos mil malvados. José de San Martín

●La ambición es respectiva a la condición y posición en que se encuentran los hombres, y hay alcalde de lugar que no se cree inferior a un Jorge IV. José de San Martín

●En medio de una vida absolutamente aislada, gozo de una tranquilidad que doce años de revolución me hacían desear. José de San Martín

●En muchas cosas, la dicha no es un bien real, sino imaginario. José de San Martín

●Por regla general los revolucionarios de profesión son hombres de acción y bullangueros; por el contrario los hombres de orden no se ponen en evidencia sino con reserva. José de San Martín

●Si algún servicio tiene que agradecerme la América, es el de mi retirada de Lima. José de San Martín

●No hay bien cumplido en esta vida. José de San Martín

●Ya veo el término a mi vida pública, y voy a tratar de entregar esta pesada carga a manos seguras, y a retirarme a un rincón a vivir como hombre. José de San Martín

●Es necesario tener toda la filosofía de un Séneca, o la impudicia de un malvado para ser indiferente a la calumnia. José de San Martín

●Serás lo que hay que ser, si no no eres nada. José de San Martín

●Si no hay arbitrio de olvidar las injurias, porque este acto pende de mi memoria, a lo menos he aprendido a perdonarlas, porque este acto depende de mi corazón. José de San Martín

●He estado, estoy y estaré en la firme convicción de que toda la gratitud que se debe esperar de los pueblos en revolución, es solamente el que no sean ingratos. José de San Martín

●Para los hombres de coraje se han hecho las empresas. José de San Martín

●Tan injusto es prodigar premios como negarlos a quien los merece. José de San Martín

●Mi mejor amigo, es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos. José de San Martín

●César habría hecho morir al nieto de Pompeyo si no hubiese escuchado un buen consejo. José de San Martín

●Al hombre honrado no le es permitido ser indiferente al sentimiento. José de San Martín

●Nada suministra una idea para conocer a los hombres como una revolución. José de San Martín

●Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están. José de San Martín

●La primera plana mayor con que contó el recientemente formado Regimiento de Granaderos a Caballo estaba así integrada: Comandante, el Teniente Coronel don José de San Martín; el Sargento Mayor don Carlos María de Alvear; el Ayudante Mayor don Francisco Luzuriaga y el Portaguión don Manuel Hidalgo.

●Los primeros muertos gloriosos que el Regimiento de Granaderos dio por la patria en el combate de San Lorenzo fueron: el granadero de origen francés Domingo Perteau, el oriental Amador, el chileno Alzogaray y los argentinos Luna, Bustos, Sylvas, Saavedra, Bargas, Márquez, Díaz, Gurel, Galves, Gregorio y Cabral.

●En cada aniversario del combate de San Lorenzo el cuerpo rinde homenaje al Sargento Cabral: al llamado de "Sargento Juan Bautista Cabral”, pronunciado por el Coronel Jefe del Regimiento, un integrante del cuerpo se adelanta marcialmente tres pasos, respondiendo con voz tonante: Murió por la patria pero vive en nuestros corazones. ¡Viva la Patria, granaderos!

●La seguridad personal del Presidente de la República constituye otra de las misiones básicas que cumple el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, apostando semanalmente efectivos del orden de un escuadrón en Casa de Gobierno y residencia presidencial de Olivos.

●Un empate cinco a cinco fue el resultado del partido de futbol jugado entre los integrantes del Regimiento de Granaderos a Caballo que viajaron a Boulogne-sur-Mer para participar en la inauguración del monumento al Libertador en octubre de 1909 y el equipo local, la Unión Boulonnaise. Según consigna él La Revue du Boulogne-sur-Mer, 3000 personas asistieron al encuentro.

●En octubre de 1909 se inauguró en la avenida costanera de Boulogne-sur-Mer un monumento en memoria del Libertador. Integrantes del Regimiento de Granaderos a Caballo viajó hacia allí para participar de la ceremonia. La caballada, que fue llevada al efecto a bordo de la fragata escuela Pte. Sarmiento, fue donada a la nación francesa.

Las lecciones de San Martín


Abundan las anécdotas en la vida del general San Martín. Era un modelo de orden y disciplina, de una perseverancia admirable y de una rectitud moral sin tacha. Vestía sencillamente. Madrugaba para trabajar toda la mañana en su despacho, cansando secretarios. Almorzaba, generalmente de pie y en la misma cocina. Su bebida era el café, preparado por él mismo. La tarde se le iba en inspeccionar establecimientos, cuarteles, armerías, maestranzas, de noche, un rato de conversación con los amigos, una partida de ajedrez, y a las diez se despedía, no para descansar, pues siempre quedaba cosa que hacer para un general en jefe, si no lo desvelaban las dolencias que le aquejaban con frecuencia.

En todo entendía y no ocurría nada sin que estuviera en su conocimiento; desde las cosas grandes a las, aparentemente, más insignificantes. Hay una larga serie de pequeños hechos que lo prueban; éste, por ejemplo:

Uno de los oficiales de su Ejército, el teniente Melían, tenía la costumbre de no hacer uso de los estribos cuando montaba a caballo. El hombre de campo argentino, que generalmente ensilla su cabalgadura con un recado ancho y cómodo, sube a él de un brinco o, si utiliza el estribo para acaballarse, después de hacerlo los cruza sobre la parte delantera del recado para que no vayan golpeándole las piernas. Así lo hacía el teniente Melián, contrariando el reglamento del cuerpo del que formaba parte.

Formaron un día los escuadrones en presencia del general, quien advirtió que el teniente montaba sin estribar:

-¡Cómo es eso, teniente! –exclamó-. ¿Así se cumplen reglamenteos de su arma?... Cuando regrese, quedará usted arrestado quince días en su domicilio.

Pocas horas después tuvo lugar un combate en el que actuó lúcidamente el teniente Melián. Pero no por eso fue eximido del cumplimiento de la pena. Permaneció los quince días arrestado.

El último día llegó San Martín hasta su habitación. Al entrar, le dijo:
-Vengo personalmente, señor oficial, a levantar a usted el arresto en obsequio de su bravura, y como recuerdo de ella ofrezco a usted estos estribos de plata que he usado en ocasiones solemnes.

-¡Mi general!

-Sírvase de ellos, teniente, y verá que nada es mejor que afirmarse bien en los estribos…

Fue una lección bien dada, pues Melián no la olvidó.


BERNARDO GONZÁLEZ ARRILI

(De “El Libertador de América, José de San Martín.”)

BERNARDO GONZÁLEZ ARRILI. Escritor argentino contemporáneo.



San Martín en el bronce

Estatua ecuestre del general José de San Martín, situada en la plaza del mismo nombre, en la ciudad de Buenos Aires (Retiro)



La estatua ecuestre del general José de San Martín se recorta nítida en el cielo porteño.
Visto hacia Retiro, el perfil de su gesto sereno, señalando el ataque en la batalla, contrasta con el nervioso movimiento del caballo listo para tender sus músculos en la carrera.



El basamento del monumento tiene dos escalinatas que dan acceso a una emplanada circular, desde donde pueden admirarse los bronces alegóricos que lo coronan. Allí se ven el soldado y la gloria, la montaña y el cóndor.



Uno de estos grupos escultóricos representa un granadero que sostiene con su brazo a un soldado mortalmente herido al pie de un cañón destrozado; con el otro brazo levanta la bandera y en gesto heroico parece avanzar hacia la gloria.



Es el símbolo del sacrificio, del valor y del amor a la patria.

Otra escultura representa la libertad conquistada por los ejércitos del Gran Capitán, superando en titánico esfuerzo al vuelo del cóndor andino.



En torno del monumento por la parte exterior, están representadas en bronce y en relieve las culminantes escenas de la epopeya sanmartiniana. Allí están el combate de San Lorenzo, el cruce de los Andes, la batalla de Maipú y el Libertador en la Plaza Mayor del Perú.

Este lugar, que fue elegido precisamente por San Martín para cuartel de su famoso regimiento de Granaderos y conocido entonces como Campo de Marte, debe ser visitado y reverenciado por todos los argentinos.

Alberto Pogliano



(La estatua es obra del escultor Luis José Daumas. Fue colocada el 27 de mayo de 1910, sobre el pedestal, obra del escultor Gustavo Eberleim, quien también realizó el bajorrelieve que muestra la campaña del Libertador)


José de San Martín - Homenaje


Máximas
redactadas por el General San Martín
para su hija Mercedes Tomasa


• Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos.

• Inspirarla amor a la verdad y odio a la mentira.

• Inspirarla a una gran Confianza y Amistad pero uniendo el respeto.

• Estimular en Mercedes la Caridad con los Pobres.

• Respeto sobre la propiedad ajena.

• Acostumbrarla a guardar un Secreto.

• Inspirarla sentimientos de Indulgencia hacia todas las Religiones.

• Dulzura con los Criados, Pobres y Viejos.

• Que hable poco y lo preciso.

• Acostumbrarla a estar formal en la Mesa.

• Amor al Aseo y desprecio al Lujo.

• Inspirarla amor por la Patria y por la Libertad.





Homenaje a don José de San Martín a 159 años de su fallecimiento

17 de agosto de 2009



SAN MARTIN, EL PENSADOR

La ilustración y fomento de las letras son las llaves maestras que abren las puertas de la abundancia y hacen felices a los pueblos.

Buscaré en el retiro el seno de la paz, y en cada día que abrace a un viejo soldado del Ejército Libertador, recibiré la más dulce recompensa de todos mis trabajos.

El nombre del general San Martín ha sido más considerado por los enemigos de la independencia, que por mucho de los americanos a quienes ha arrancado las viles cadenas que arrastraban.

Mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles, mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho de disponer de mi vejez.

Es necesario tener toda la filosofía de un Séneca, o la impudicia de un malvado para ser indiferente a la calumnia.

Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados.

Mi mejor amigo, es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos.

Para los hombres de coraje se han hecho las empresas.

Tan injusto es prodigar premios como negarlos a quien los merece.

Ya veo el término a mi vida pública, y voy a tratar de entregar esta pesada carga a manos seguras, y a retirarme a un rincón a vivir como hombre.

No hay bien cumplido en esta vida.

En muchas cosas, la dicha no es un bien real, sino imaginario.

Para un hombre de virtud, he encontrado dos mil malvados.

Las consecuencias más frecuentes de la anarquía son las de producir un tirano.

De los tres tercios de habitantes de que se compone el mundo, dos y medio son necios y el resto pícaros, con muy poca excepción de hombres de bien.

He tenido la desgracia de ser hombre público.

Cuando uno considera que tanta sangre y sacrificios no han sido empleados sino para perpetuar el desorden y la anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo.

Los hombres en general juzgan de lo pasado según su verdadera justicia, y de lo presente según sus intereses.

No esperemos recompensa de nuestras fatigas y desvelos, y sí sólo enemigos: cuando no existamos, nos harán justicia.

No en los hombres es donde debe esperarse el término de nuestros males: el mal está en las instituciones.

Declaro no deber, ni haber jamás debido nada a nadie.

El que se ahoga no repara en lo que se agarra.

Mi nombre es ya bastante célebre para que yo lo manche con la infracción de mis promesas.

Ser feliz es imposible, presenciando los males que afligen a la desgraciada América.


Gral. José de San Martín
Libertador de Argentina, Chile y Perú

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